La libélula, su aletear, sus mutaciones, reflejan la vida misma.
Su paso equilibrado y efímero, nos recuerda lo finito que somos.
Su movimiento en el mundo es un transcender continuo.
Deja pieles regadas, huellas, estelas a su paso.
Nuestros objetos son recordatorios que bailamos entre el cambio y la eternidad.
Demuestran que habitamos que estuvimos presentes.
Los objetos son el vestigio de las vidas vividas.
La búsqueda de lo eterno es condena y posibilidad, morimos y transcendemos, como las libélulas y los objetos.
Lo que atesoramos como amuleto, como tótem, es guía en nuestro camino.
Nos da referencia en el mundo.
Simboliza el paso del tiempo , la conexión con lo sagrado.
Tigre de Salón presenta: C A S A D E L I B É L U L A S / colección 2020